miércoles, 13 de agosto de 2008

Final huérfano

Esperaba que fuese diferente. Una discusión terminante. Mutuas puteadas y nunca jamás volver a vernos. Pero no. El nuestro es un final que no se dice. Sin embargo se intuye, pesado se condensa y cae entre nosotros mientras tomamos nuestra última cerveza una y otra vez. Nosotros y nuestro final... nada. Nadeamos cada fin de semana pero hacemos caso omiso del final ahí presente, lo chocamos cada vez que buscamos un maní con cáscara.

2 comentarios:

andres rojas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
andres rojas dijo...

los finales huerfanos me suenan tambien a hijastros funebres que tanto se alargan que tienen la permanencia elastica, la sensacion de chocar los vasos se convierte en un alivio en espiral que se aferra al final para acabarlo siempre pero que siempre por favor se acabe.
yo tenia una novia,,,de la que me despido frecuentemente, y parece que tu tambien.mi nombres es andres marias, un saludo desde bolivia, donde la gente tambien se despide de si misma...muchas veces.